Y entonces, ¿la educación democrática es para mí?
Como te imaginas, ninguno de nosotros podría responder a esa pregunta por ti. Te corresponde a ti, y sólo a ti, tomar esa decisión, así como todas cuantas se refieran a tu educación, o la de tus hijos y/o hijas. Es posible, no obstante, que sí podamos darte alguna orientación. No voy a tratar de profundizar más en los inconvenientes, es sencillo encontrarlos. Si, además, crees que sabes perfectamente qué es lo que quieres para tus hijos o te gustaría tener control sobre todo aquello que puedan hacer, entonces es probable que la educación democrática no sea para ti. Sin embargo, si, a pesar ello y de todo lo explicado en el párrafo anterior, la idea te sigue pareciendo atractiva, es posible que sea lo tuyo. Si al leer alguna de las secciones anteriores has sentido que algo resonaba dentro de ti, con tu manera de enternder la educación, es posible que el esfuerzo necesario sí merezca la pena. Si crees que cualquier joven, niño o niña, independientemente de su edad, merece ser tratado y respetado como un individuo y, a pesar de todo, estás dispuesto a confiar en él o ella incondicionalmente, entonces quizás sí podamos hacerlo posible.